Para alquilar vivienda de segunda mano existen dos opciones: hacerlo mediante una agencia o entre particulares.
Aunque no todas las experiencias tienen por qué ser negativas, en este artículo te contamos algunos riesgos y consideraciones a tener presentes.
Los peligros de alquilar vivienda entre particulares
La agencia cumple una función mediadora; vela por los intereses tanto del arrendador como del arrendatario. Sin embargo, cuando esa figura no está, la conciliación es más difícil y desaparecen las garantías.
Por ejemplo, la comunicación suele ser más complicada porque una misma persona tiene que gestionar todas las visitas, solicitar la documentación, etc. Lo que suele ocurrir es que todos los trámites son más lentos.
También es más común que los particulares soliciten un mayor importe a la hora de entregar la fianza, que suele ser un par de meses más de lo habitual en la zona.
Pero la peor parte no tiene que ver con estos aspectos, sino con el desconocimiento. Al no ser expertos en la materia, sin querer pueden incluir en el contrato cláusulas que contradigan la LAU.
¿Qué es la LAU? La Ley de Arrendamientos Urbanos: un conjunto de normas que sirve para regular los aspectos legales relacionados con el alquiler y la vivienda. En pocas palabras, reglamenta el derecho inmobiliario.
Si alguna de las cláusulas del contrato contradice los principios de la LAU, lo cual es más recurrente de lo que puede imaginarse, acaban siendo declaradas nulas y habiendo malentendidos entre las dos partes al alquilar vivienda.
Como muestra, una cláusula nula sería la obligación de que el inquilino tenga que pagar por los gastos de obras para reparar la vivienda, cuando está estipulado por la LAU que quien corre los riesgos debe ser el propietario.
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